De la Ausencia y de Ti

Hoy cumples 6 años, desde que nos dijiste adios para siempre, 6 años han pasado desde que dejaste esta tierra para convertirte en una hermosa ángel guardián de toda tu familia y de la gente que que te recuerda con tanto amor y cariño, 6 años que llevas viviendo en el cielo... Se te extraña yaya, y mucho... Ayer no te pude sacar de mi pensamiento en todo el día, debe ser por que nunca habían coincidido los días en el calendario, fue la tarde del 18 de agosto del 2001, cuando decidiste que ya no querías seguir luchando contra esa maldita enfermedad, tu cuerpo ya estaba cansado, días antes nos habías pedido que ya no rezáramos por tu recuperación, sino por que te fueras en una forma tranquila y el flaco te concedió tu deseo... es increíble como han pasado de rápido estos años, y todas las cosas que han sucedido, pero aún extraño tus mimos y tus abrazos, tus intensos regaloneos, y lo que más te gustaba consentir a tus nietos haciéndonos las mañas, sabes desde que te fuiste nunca más comí unas humitas tan ricas como las que tu preparabas, el crudo y frío invierno que hemos tenido, hubiera sido más cálido, con tus ricas sopaipillas... o calentándome el pijama en la estufa para que no estuviera frío, extraño tus sabias palabras, tu "nunca quedas mal con nadie" con el que hacías feliz a todos.

Sabes, creo que debes estar orgullosa de lo excelente abuela, madre, esposa y amiga que fuiste. En innumerables ocasiones me he preguntado por que mierda tuviste que morir, y a veces, mis explicaciones de que Dios necesitaba un ángel como tu, me conforma, pero en otras ocasiones la pena y la ausencia me la gana, dejaste tantas cosas por hacer, por vivir, por ver, jajajaja y por no ver también. Fuiste una mujer valiente, nunca te quejaste, una mujer alegre, llena de vida y tu huella en nosotros en imborrable, pero como huella, también con tu partida dejaste cicatrices que aún sangra y duele, aún me haces falta Elcirita, aún siento la ausencia de tu risa y de tus palabras... y todos los días lucho para nunca olvidar tu voz...

Nosotros, los perecederos, tocamos los metales,el viento, las orillas del océano, las piedras,sabiendo que seguirán, inmóviles o ardientes,y yo fui descubriendo, nombrando todas las cosas:fue mi destino amar y despedirme.(Pablo Neruda, de Aún)